Qué motiva e impulsa el trabajo en defensa de los derechos humanos en Cataluña
Infancia desatendida, paro o explotación laboral, personas sin techo, discriminación, exclusión social, trata de personas, violencia de género. ¿Reconoces estas situaciones? ¿Forman parte de tu realidad, de la realidad que te rodea?
Probablemente, y lamentablemente, tu respuesta es afirmativa.
En Cataluña se producen diariamente vulneraciones de los derechos humanos pero también son muchas las personas y colectivos que se dedican a hacerles frente. Las cuestiones antes mencionadas son sólo algunas de las que afrontan las personas y entidades que han sido reconocidas con el Premi Solidaritat. Un galardón que desde 1987 se otorga a personas, colectivos y entidades que se dedican a la defensa de los derechos humanos en Cataluña. Y al que puedes hacer llegar tus propuestas de candidatura hasta el próximo 10 de diciembre.
El trabajo de estas personas no sólo mejora nuestra realidad sino que su esfuerzo y compromiso nos inspira para seguir trabajando y moviliza e involucra a su entorno en la defensa diaria por los derechos humanos. Es por ello que les hemos querido preguntar qué motiva su actividad, que les impulsa a dedicarse activamente a la defensa de los derechos humanos. Pequeñas grandes historias del (los) Premi Solidaritat.
La construcción de una nueva sociedad
Algunos de los galardonados con el Premi Solidaritat comienzan su actividad en las décadas del 70 y 80, con el fin de la dictadura y los primeros pasos de la democracia. Este es el caso de Justícia i Pau (Premi Solidaritat 1992), que surgió a iniciativa de la Iglesia, impulsada por gente comprometida a "trabajar para promover el respeto a la dignidad trascendente de todos los seres humanos, y para construir una sociedad justa y en paz".
En el mismo contexto, comienza a trabajar Manel Pousa (Premi Solidaritat 2007), más conocido como Pare Manel, que recuerda "cuando en los años 70 inicio mis visitas a cárceles". Desde entonces el religioso se dedica a la integración de los colectivos más marginados de la sociedad, en especial los presos. El Pare Manel considera que su labor se fundamenta en "mi manera de entender la vida, lo que yo considero el humanismo que se identifica con mi fe cristiana".
Una década antes, en los años 60, inicia su trayectoria el sindicalista Álvar García Trabanca (Premi Solidaritat 2011). "La lucha en la defensa de los derechos humanos ha sido siempre una constante en mi vida", nos explica Álvaro, un defensor de los derechos sindicales durante la dictadura, además de haber participado toda su vida de un buen número de entidades sociales. "Yo he estado dos veces en la prisión de Barcelona pero he estado siempre por la lucha por los derechos humanos", comparte con orgullo.
A finales de la década de los 80, nace en Barcelona la Fundació Banc dels Aliments (Premi Solidaritat 2010) que desde entonces pone a disposición de personas sin recursos alimentos donados por empresas. "El Banc dels Aliments actúa para que cada persona pueda ejercer su derecho de acceso a una alimentación suficiente, segura y saludable", explica su presidente Eduard Arruga.
Infancia y juventud
En las calles de Sant Boi surgió la Fundació Marianao (Premi Solidaritat 2005) en 1985 con la ocupación de un inmueble y la demanda de equipamientos y de servicios públicos para la juventud del barrio de Marianao. "La iniciativa surge de personas que desde el voluntariado social luchan por la defensa de los derechos de la infancia, de la juventud, y buscan alternativas a los graves problemas que sufren los niños y los jóvenes", recuerda el presidente de la Fundació, Xavier Pedrós.
El bienestar y los derechos de la infancia es el ideal por el que trabajan muchos otros galardonados por el Premi Solidaritat. "Mi preocupación ha sido siempre el respeto de los derechos humanos de los niños", nos explica Jordi Cots, Premi Solidaritat 2008. Ahora jubilado, Jordi ha dedicado su vida al reconocimiento de los derechos de la infancia desde diferentes ámbitos: el jurídico, como abogado; con su participación en numerosas asociaciones educativas y desde el Síndic de Greuges, pues fue el primer adjunto al Síndic para la defensa de los derechos de los niños (1997-2004). "Los derechos del niño refuerzan los derechos humanos en general", nos aclara.
Desde otro ámbito y con herramientas muy diferentes, Pallassos Sense Fronteres (Premi Solidaritat 2005) nació para llevar alegría y sonrisas a niños y niñas afectadas por los conflictos, a favor del "derecho de la infancia refugiada a reír". Detrás de esto, que puede parecer muy sencillo, quieren "fortalecer la capacidad de resiliencia y superar mejor los traumas ocasionados por los conflictos bélicos y las catástrofes naturales", nos relatan desde Payasos Sin Fronteras.
Personas extranjeras
La Associació Noves Vies, último Premi Solidaritat 2015, fue creada por un grupo de personas que, de manera informal, defendían individualmente los derechos de los menores inmigrantes en Cataluña. Comenzaron a trabajar juntos y de forma coordinada cuando detectaron que las vulneraciones de los derechos de los menores no acompañados que llegan a Cataluña "es una realidad que queda impune y ante la que hay que actuar", nos explican desde Noves Víes.
La atención y preocupación por lo que ocurre en el mundo impulsó la Coordinadora d'ONG Solidàries de les Comarques Gironines i l'Alt Maresme (Premi Solidaritat 2013). "Había mucha inquietud por hacer cooperación con los países empobrecidos, desde los municipios", nos explica Pau Lanao, presidente de la Coordinadora. La entidad surge en los años 90 cuando "empezaba también una fuerte inmigración de personas de fuera del estado, acompañada de una grave vulneración de sus derechos laborales o a una vivienda digna", relata.
La vulnerabilidad específica de las mujeres inmigrantes está en el centro de actuación de Adoratrius. A partir de su atención a estas mujeres en situación de exclusión, la organización detectó que era necesario dar respuesta a una realidad muy concreta y muy grave: las mujeres víctimas de la trata de seres humanos con fines de explotación. Desde Adoratrius nos relatan que crearon el programa SICAR cat (Premi Solidaritat 2014) como "una respuesta a las demandas de un colectivo emergente, a una realidad social particular ya una forma de violencia de género donde se produce una grave violación y vulneración de los derechos humanos".
Premi Solidaritat 2016
Estas son algunas de las historias que ha querido reconocer y visibilizar durante estos años el Premi Solidaritat, historias que econtramos detrás de muchas de las conquistas de derechos en nuestras sociedades.
En la edición de este año, el Premi Solidaritat quiere seguir rindiendo homenaje al trabajo, al esfuerzo y al compromiso de personas y entidades imprescindibles en la lucha por los derechos humanos en Cataluña. Recuerda que es posible presentar candidaturas para el Premi Solidaritat del Institut de Drets Humans de Catalunya 2016 hasta el próximo 10 de diciembre.
Poco a poco, iremos conociendo más y más historias del (los) Premi Solidaritat.
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